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Un hombre cuya excéntrica y osada personalidad fue a la vez motor para el desarrollo de Antioquia.
Carlos Coriolano Amador fue testigo de la mayor parte de las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales que experimentó la región antioqueña durante la segunda mitad del siglo XIX. Pero también fue protagonista de primer orden de estos cambios: Propuso innovaciones tecnológicas en la minería de oro y plata, a través de su sociedad minera de El Zancudo; promovió la construcción de vías y puentes en los difíciles caminos del departamento; gestó la construcción del ferrocarril de Antioquia; aportó de manera significativa a la expansión comercial de Medellín y aceleró el desarrollo urbanístico de la ciudad, particularmente en todo el sector que hoy conocemos como Guayaquil. Fue uno de los hombres más ricos del país y dejó huella también en nuestra historia por sus extravagancias, su derroche, sus lujos y sus viajes al exterior, así mismo fue el primer hombre en traer un automóvil a Medellín, un cinematógrafo, un telégrafo y crear un banco el cual emitía billetes que llevaban su rostro.
Investigación histórica: Víctor Álvarez Morales - Rodrigo García Estrada. Investigación periodística: Waldir Ochoa Guzmán.